Cada año destinamos el último tiempo de trabajo a la construcción y montaje de escenas para abrirlas al público. Las propuestas varían en relación al proceso y los objetivos planteados y logrados durante el año. Cada muestra adquiere la identidad del grupo que la construye, y pueden girar en torno a la improvisación libre, a improvisaciones pactadas y esayadas, o al trabajo desde un texto preciso y respetado.

 

Creemos que el intercambio con el público propone una experiencia única, particularmente nutritiva en la formación, por la experiencia individual, y por las obligaciones grupales que implica. 

 

La mirada del público plantea el riesgo del resurgimiento de obstáculos observados durate el año, y permite agenciar la experiencia de trabajar por encima y con ellos. La mirada alimenta y estimula la actuación, aún en su rol condicionante.